domingo, 5 de agosto de 2007

TU CUERPO NO ERES TÚ

Mi cuerpo no es mi cuerpo,
es ilusión de otro ser.
Conoce el arte de hurtarme
y es de tal modo sagaz
que me oculta a mí de mí.

CARLOS D. DE ANDRADE






Tú conformas tu propio aspecto físico. No es cuestión de herencia, pues la forma de ser y de estar en este mundo configura tu cuerpo. Como cada persona tenemos una forma distinta de estar en el mundo, según la cultura en que nacemos, puedes afirmar que tu aspecto está culturalmente programado.

Tu cara y tu manera de llevar tu cuerpo te definen. Es tu sello personal, que indica qué concepción tienes del mundo y cómo te sitúas en él. De todas formas, y a pesar de la forma o diversidad de los cuerpos, es interesante que te des cuenta de que tu cuerpo, de que ningún cuerpo, está separado de lo que te rodea.

Tu cuerpo está formado, básicamente, por la misma estructura material que forma la tierra, plantas y animales. Porque toda materia tiene en común su constitución físicas y también la energía que la conforma.

Toda materia acumula la energía universal y la extiende, y las personas tenemos, en este aspecto, una diferencia notable respecto a los animales y las rocas y es que podemos hacer que esa energía que recibimos se extienda desde nosotros erróneamente o de forma adecuada, según elijamos.

Por esto, si enfocas tu energía en prestar atención a alguna imperfección en tu cuerpo, encontrarás en él malestares continuos y la enfermedad; pero si pones tu energía en su perfección nunca deberás ocuparte de él.

Deduce, pues, que la función de tu cuerpo es manifestar la perfección en el mundo de las formas, esa perfección que es la realidad de tu verdadero Ser: Tu espíritu. Así, tu cuerpo es sólo un instrumento del que se sirve el espíritu para cumplir su labor de extender la perfección.

Aunque todo lo que te rodea te incita a que dediques tu inteligencia a estar al cuidado de tu cuerpo, debes de invertir esta generalizada costumbre y decidir que sea tu inteligencia la que dirija a tu cuerpo.

Pero si estás eligiendo que tu cuerpo gobierne a tu inteligencia, sé consciente de las dificultades que eso te genera:

. Te sientes incómodo, aunque no llegas a comprender que es una forma de vida que te niega.

. No eres consciente de que tu cuerpo te domina.

Y si decides que tu inteligencia se sirva de tu cuerpo, te puedes distinguir de tu cuerpo y te afirmas como esencia distinta a la materia, por lo que entenderás:

. Que tu cuerpo no eres tú.
. Que con tu cuerpo no tienes una relación entre iguales.
. Que tú eres tu espíritu y que a través de tu cuerpo puedes expresar tu verdadera esencia.


¿POR QUÉ TIENES UN CUERPO?

Imagina por un momento que tú eres un litro de agua y que vives en un lago donde hay millones de litros de agua como tú.

Mira el lago y observa que no hay diferencia alguna entre ese litro de agua que tú eres y entre la demás agua y que, por lo tanto, no puedes distinguir entre ti y los demás litros.

Pero, de pronto, y sin saber por qué extraña razón, en cada uno de los litros de agua que vivís en el lago se genera un pensamiento de separación y, a pesar de ser idénticos, empezáis a considerar que sois diferentes y que estáis separados.

Entonces, cada litro de agua se convence de que es diferente a los demás litros, por lo que cada uno se imagina que para vivir bien necesitaría una botella donde estar contenido.

Y, claro, a cada litro de agua le apetece estar en una botella distinta a la de los demás litros:

. Unos buscan botellas de cristal y otros de plástico, o barro, o hierro, etc.
. Unos quieren botellas gruesas y otros finas.
. Unos buscan botellas de colores y otros no.
. Unos desean botellas alargadas y otros botellas redondeadas.
. Otros necesitan botellas grandes y otros botellas pequeñas.
. A unos les gusta el material del sitio donde vive y a otros de tierras lejanas.
. Etc.

Ahora imagina otra vez el lago. Ya no es una extensión de agua tranquila. En la tierra se ve un hueco a veces profundo y en ese hueco están todas las botellas donde habitan los litros de agua. Están muy juntas y hay tantas, y cada una diferente en algún aspecto a las demás, que sólo puedes quedarte extasiado contemplando tan inaudito espectáculo.

Ahora observa más profundamente. Si te dedicas a admirar las delicadas transparencias que los rayos del sol reflejan en cada botella y te dejas seducir por las sugerentes curvas de las formas, estás engañándote, porque así te persuades de que lo que no es importante es lo real para ti, porque tú, a pesar de estar contenido y separado por una botella, sigues siendo un litro de agua.

Pero si en lugar de identificarte con la botella que te separa de los demás litros de agua, te identificas con el agua misma, cuando llegue el momento de que todos los litros de agua decidáis volver a estar unidos no te sentirás extraño.

De esta manera, si te identificas con ser una botella, con ser tu cuerpo, nunca entenderás nada de lo que pasa en tu vida aquí en la Tierra. Pero si te identificas con el agua, con tu espíritu, puedes comprender que tu propia voluntad es la que moldea a tu mente y que tu mente, a su vez, se vale del cuerpo para cumplir la que es tu voluntad.


TU GRAN DECISIÓN

Tu cuerpo es una jaula en la que te imaginas encerrado para convencerte de que estás separado de los demás, de que las personas estamos separadas unas de otras.

Esta separación te da cierta comodidad, una falsa seguridad de que tú tienes razón pero en el fondo te da miedo porque la jaula también te separa del Amor y tú sabes, aunque te cueste reconocerlo, que tú sólo eres Amor. Y más miedo aún te da tu propia convicción de que el deterioro de tu cuerpo, la muerte, es tu fin.

Por esto, porque crees que tu existencia está condenada al fracaso de la podredumbre de tu carne, maltratas a tu cuerpo:

. Lo resaltas para atraer a otras personas para la relación física, con lo que tienes el único objetivo de compartir tu miedo y afianzarte en la separación radical que mantienes contigo mismo y los demás.

. Te alimentas de comestibles industriales, de pienso para personas, en lugar de comer los alimentos que te corresponden para mantener tu mente abierta y tu cuerpo fuerte y sano.

. Sientes la necesidad de depurar por diversos métodos el agua que bebes para liberarla de los elementos que consideras nocivos, y que previamente vertiste en ella.

. Abusas de las medicinas porque ese mismo miedo te hace que te dediques, fundamentalmente, y de manera obsesiva, a intentar proteger a tu cuerpo.

. Obstruyes tus vías respiratorias y tu sangre con el humo de cigarrillos y con variadas sustancias adictivas porque te hacen sentir que la razón es tuya y que, aunque estés convencido de que eres cuerpo, te ayudan a evadirte de ese pensamiento cuando te interesa.

Tú crees que es lógico este comportamiento tuyo, pues creyéndote cuerpo sólo te puedes comportar como un animal. Pero también has comprendido ya que por más que intentas ser un perfecto animal, tu sabiduría siempre te lo impide.

Tú eres algo distinto a tu cuerpo. Y lo que tú eres no es siempre lo que tu cuerpo desea. Puesto que tú eres una parte del Amor sólo es tu voluntad aquello que el Amor quiere. Por esto es tan necesario que busques sin cesar en lo más profundo de tu ser hasta que encuentres el Amor en tu interior, pues conforma tu única realidad.

Tu cuerpo es un animal, sí, pero está contigo para servirte, no para que tú le obedezcas a él. Por ello, trátalo bien y cuídalo. Dale sólo alimentos y bebidas puras y limpieza física y psíquica. Tu cuerpo es sólo un instrumento al servicio de tu espíritu. Y lo que es únicamente accesorio, tú lo confundes con lo esencial. De ahí que sólo te provoque frustraciones, pues le atribuyes unas necesidades y un poder que en realidad no tiene. Tu cuerpo no piensa ni siente, no tiene poder alguno. Es sólo un elemento de aprendizaje del que te sirves en este mundo que has inventado y, que por ser una ilusión tuya, te parece muy real.

Y si te lo propones, y así lo decides, puedes cambiar el propósito de tu cuerpo si le das otra finalidad distinta a la de que sea refugio de tus miedos. Cuando te identificas con el Amor encuentras de veras esa seguridad que ahora buscas en tu cuerpo y compruebas en ti mismo que el miedo no existe. Con lo que a tu cuerpo sólo le queda el propósito de ser santo, pues busca la mano de tu hermano, de quién está junto a ti, para caminar juntos.

Así, puedes ya saber que el cuerpo en sí mismo no puede ser nunca ni pecaminoso ni inocente, ni bueno ni malo. El cuerpo es neutral y la función que realiza depende de las creencias de tu mente.

El cuerpo es un simple recurso de aprendizaje destinado a facilitar un nuevo estado del Ser en el que el cuerpo se haga innecesario:

. Si lo usas para atacar, lo ves débil y destinado al sufrimiento y la muerte.

. Si lo usas para extender el Amor hasta aquellos que aún no lo aceptan, el cuerpo se hace santo. Y en ese estado, no puede ni enfermar ni morir. Cuando deja de ser útil, simplemente se deja a un lado.

Si transciendes tu cuerpo llegarás a la visión que escapa al ojo físico. Encontrarás que has tomado la gran decisión que siempre has esperado:

. Una fortaleza inmensa en lugar de la debilidad.
. La unidad en lugar de la separación.
. El Amor en vez del miedo.

Así, tu cuerpo se convierte en un templo que contiene un altar que es tu espíritu:


Templo Cuerpo


Altar Espíritu


Unión




EL FIN DE TU CUERPO

Ya sabes que aquella unión total que buscabas en las relaciones físicas era un intento de comunicar con los demás tal como el Amor comunica entre sus creaciones. Y ya sabes que el encuentro físico no puede proporcionarte eso porque lo has de buscar desde otro plano, desde tu realidad espiritual.

En el espíritu ya no adoras ídolos ni ocultas tu libertad bajo conceptos como pasado o futuro. Eres ya libre porque no te percibes limitado por un cuerpo, ni ves ya a tu mente como que pertenece a tu cuerpo.

Tu verdadera dimensión es la santidad y la inocencia y esto tienes que elegirlo con tu mente, con lo que tu cuerpo se convierte, automáticamente, en la herramienta apropiada para que tu ser desarrolle su voluntad.

Ahora la función de tu cuerpo es muy concreta y no da lugar a confusión: Se pone al servicio de la libertad que te pertenece. Y con tu cuerpo y con tu mente en el mismo propósito das un regalo de libertad a todos aquellos que todavía creen estar esclavizados en el interior de un cuerpo. Así, eres libre y los demás se pueden valer de tu liberación para alcanzar la suya.

Sabes que ya eres eterno porque tu ego ha desaparecido, y, con él, tus sueños de separación y miedo. Y para esto no es necesaria la muerte porque ya la muerte no es nada. Sólo necesitas la vida y la única vida posible, únicamente está en el plano de la mente. Pero la mente es una para todas las personas.

Con lo cual, tú ya superas a la muerte puesto que la muerte es un intento de resolver los conflictos sin tomar ninguna decisión. Y tú ya has tomado la decisión de la vida. Has tomado la decisión de la unidad, de estar en el Amor, y de la unidad no es el cuerpo puesto que se puede destruir y es el símbolo máximo de la separación.

Abandonas el cuerpo cuando ya no lo necesitas para tu trabajo espiritual, y es como vuelves al lago, donde eres un litro de agua, en perfecto complemento y perfecta unión con los demás millones de litros de agua.

Deepak Chopra describía esta unión, este volver al origen, a lo Uno, tal como es en el eterno aquí y ahora:

Nuestro cuerpo no está apartado del cuerpo del universo, pues a los niveles de la mecánica cuántica no existen límites bien definidos.

Somos como una sacudida, una onda, una fluctuación, una circunvolución, un remolino, una perturbación local en el campo cuántico más general.

El campo cuántico más general –el universo- es nuestro cuerpo ampliado. (Chopra, 1996:87

No hay comentarios: